Sobre mí
¿Por qué soy psicólogo?
Mi inquietud por la psicoterapia se pierde en la profundidad de mi memoria. Quizá no con esta palabra, sino con otras como la de liberarnos de ataduras que condicionan la posibilidad de una vida más plena. Me recuerdo en el pupitre del colegio preguntándome, mientras escuchaba al brillante pedagogo que fue mi profesor de “lengua” hablarnos del inconsciente, cómo era posible que hubiera “algo” dentro de nosotros que condicionase nuestra vida sin darnos cuenta…
Mi licenciatura en psicología le puso muchos nombres a todo esto y algunas búsquedas y explicaciones. Luego, mi formación en psicoterapia me permitió comprender con más profundidad que aquello tenía que ver con la historia de nuestras experiencias personales, relaciones, afectos… y que aquella entidad misteriosa estaba incardinada en cómo se había construido nuestro organismo y nuestro sistema nervioso en base a aquellas…
Sin embargo, mi ser terapeuta nace también, más allá de inquietudes tempranas o largas formaciones, de mi propio proceso y búsqueda personal. El terapeuta no sólo “sabe” algunas cosas sobre lo que te ocurre o sobre cómo ayudarte, también ha recorrido antes el camino que vas a comenzar. Esta es quizá la grandeza y la humildad de la psicoterapia.
El psicoterapeuta que soy se confirma hoy cuando veo como mis clientes-pacientes se re-conectan consigo mismas, con sus emociones gratas o dolorosas, cuando recuperan su equilibrio, y me permiten acompañarlas, y emocionarme también.